viernes, 9 de agosto de 2013

Morir para ser.


He abierto mi corazón a la letra que se ha de tatuar profundamente; y dejar para un lapso humano llamado "siempre" aún cuando pronto se marchite, el símbolo de un amor imperecedero; un amor que no es de este mundo ni del venidero, hecho del espíritu que su huella vuela por el espacio y tiempo, la marca que el inmortal deja.
He abierto mi alma entera para grabar en ella páginas fijadas con tinta eximia, líneas que al leerlas no expliquen nada que no sea de la vida estética y de la búsqueda de la amada eterna, la diosa que es madre, hija y abuela, mujer para sólo amarla y quererla pero no entenderla; siendo estas últimas palabras sabias que como consejo quedan.
Soy pues por eso un pergamino viejo, lienzo donde el pintor yerra, soy apenas un esbozo; sólo amigo de la vida e hijo de la sangre yerta pues de la muerte he nacido para jurar amor a la deidad perfecta.
Julián Luján

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Comenta! Gracias.