A
la luz de la luna vagaba él
no
había en su rostro rictus alguno,
chaparro
y con sus ojos de color miel,
sufría
del alma como ninguno.
Tiempos
de sol y lluvia, que alegría
fue
vivirlos en linda compañía.
Así
se expresaba Chuchito antaño,
hasta
que le pasó lo ya no extraño.
Cálida
tarde de una primavera
muchos
años hace quien lo dijera,
se
casaba Don Chucho en La Rivera;
dábale
el sí Doña Amelia la Güera.
¡No
te ates! Amigos de ella decían,
al
enamorado; no les oía.
Preocupada,
la Güera se encogía
hacia
Chucho, mientras les bendecían.
¡Acepto!
Orgullosa le contestaba,
al
Párroco que a tiempo la casaba,
pues
a la Güera ya se le notaba,
la
pancita que a otro se le achacaba.
A
Chucho por la mente no pasaba
que
su novia con otro lo engañaba.
Pero
parió la Güera prietos cuates
que
para Chucho fueron disparates.
¡Esos
míos no son! Dijo en coraje.
¡Estos
niños al mundo yo no traje!
¡Lárgate
puta antes de que te mate!
¡Anda
que mi corazón por ti aun late!
Errante,
solitario y vagabundo,
por
las noches entre trovas se embriaga,
sus
tristezas son pesar nauseabundo
pero
a nadie con sus penas embarga.
Ahora
ya con un andar pesado,
más
por mórbida gordura aberrante
que
por edad o por adocenado,
no
trabaja, sobrevive indignante.
Difícil
es de saberle amoríos,
al
menos de los llamados normales,
dicen
sus gustos tornaron sombríos,
pero
quiere mucho los animales.
Cierto
día y de manera atrevida,
llegóse
a pedir fiado a Doña Frida,
hielo
y una hielera con cervezas,
frituras
con todo y dos hamburguesas.
Con
tanta suerte que le dieron todo,
no
porque fuera Frida buena gente,
sino
porque apestaba a hediondo lodo
y
para que se fuera…, fue decente.
Y
como toda historia que se cuente,
de
perdido tiene un bajo motivo
nada
es la vida de Chucho importante
pero
es su multa por ser tan lascivo.
Julián Luján
Lool! muy buen relato! Me gusto mucho !!
ResponderEliminar